Autorretrato II | Jean Dubuffet | Guggenheim Bilbao Museoa
Exposición pasada

Jean Dubuffet. Huella de una aventura

08.11.2003 - 18.04.2004

Nacido en 1901 en Le Havre, Francia, Dubuffet estudió arte en París durante un corto período de su adolescencia, donde conoció a Raoul Dufy, Max Jacob, Fernand Léger y Suzanne Valadon y donde quedó fascinado por el libro de Hans Prinzhorn sobre el arte de los enfermos mentales. Tras viajar por Italia y América del Sur, trabajó como delineante industrial, primero, y en el negocio de la familia, después, abandonando temporalmente el mundo del arte.

No fue hasta 1942 cuando Dubuffet decidió dedicarse definitivamente a la creación artística. Al inicio de esta década se vinculó a André Breton, Georges Limbour, Jean Paulhan y Charles Ratton y su estilo y temas en este período estuvieron profundamente influidos por la obra de Paul Klee. A partir de 1945 comenzó a coleccionar Art Brut, obras espontáneas de autores autodidactas, en algunos casos enfermos mentales.


Él mismo calificaba su estilo pictórico como Art Brut, contrario a todo lo que cabía esperar de un pintor de la tradición artística francesa y planteaba un radical desafío a los valores estéticos establecidos. Inspirado en el grafiti y en el arte espontáneo de autores autodidactas, Dubuffet insistía en que su trabajo cuestionaba la engañosa noción de la belleza "heredada de los griegos y fomentada por las portadas de las revistas". Además de su devoción por el arte de las culturas "primitivas" y por el de los artistas sin formación, Dubuffet estaba también enormemente interesado en una dispar gama de objetos y de materiales encontrados. En su intento por rehabilitar valores y materiales despreciados por la concepción estética occidental de aquel momento, lo que más interesaba a Dubuffet era la energía desatada, espontánea y sincera y con ello el espíritu de insubordinación y desafío.

A través de aproximadamente 160 pinturas, esculturas, obras sobre papel, recortables, móviles, trajes de teatro y grabados, Jean Dubuffet. Huella de una aventura presenta la variada producción de este artista y analiza sus complejas investigaciones artísticas más allá de las normas convencionales del mundo del arte. La exposición proporciona una imagen general de las experimentaciones de Dubuffet con diversas técnicas y refleja su prodigiosa capacidad de creación.

Jean Dubuffet nació el 31 de julio de 1901 en Le Havre, Francia, hijo de un acaudalado comerciante de vinos. En su juventud asistió a clases de arte y en 1918 se trasladaría a París con su compañero, Georges Limbour, para estudiar en la Académie Julian, que abandonó tras sólo seis meses para trabajar de forma independiente. En aquellos días conoció a Raoul Dufy, Max Jacob y a Suzanne Valadon. Entre 1920 y 1922 llevó una vida solitaria dedicado a estudios intensivos, especialmente de filosofía y de música. De esta etapa de su vida el artista afirmó "Tras dejar la escuela estudié pintura durante seis o siete años, junto con otras disciplinas: poesía, literatura, vanguardia y retaguardia, metafísica, paleografía, etnografía, lenguas modernas, los clásicos; como seguro que puede Ud. ver, buscaba una forma de entrar".

Tras hacer el servicio militar, donde conoció a Fernand Léger y a André Masson, y viajar por Suiza, Dubuffet fue haciéndose cada vez más escéptico acerca de las "bellas artes" y decidió dejar de pintar. Tras seis meses en Argentina volvió a Le Havre en 1925 para encargarse del negocio de su padre. Se casó y se trasladó a París, donde abriría su propio negocio de vinos en Bercy. En 1933 volvió a intentar centrarse exclusivamente en su arte pero se vio obligado a abandonar en 1937 para salvar el negocio de la quiebra. El otoño de 1942 marcaría un momento crucial en la carrera de Dubuffet ya que tomó la decisión de dedicarse únicamente al arte. Pese a sus tardíos comienzos como pintor, su éxito y reconocimiento internacionales fueron casi inmediatos y en 1944 tuvo su primera exposición en solitario en la galería René Drouin de París. A partir de 1945 comenzó a coleccionar Art Brut, un término que él mismo popularizó para referirse a determinadas formas artísticas que quedaban fuera de los mecanismos de la cultura del arte. Dubuffet descubrió, exploró, coleccionó y teorizó sobre el Art Brut,; escribió extensamente sobre el tema, fundó la Compagnie de l'Art Brut en 1948 y llegó a reunir una gran colección de obras realizadas por enfermos mentales y otras personas al margen de la sociedad, cuya inocente o cruda visión y cuya técnica directa admiraba. La afirmación del artista "El arte habla a la mente, no a los ojos", podría ser el lema de esta exposición, que sigue la progresión de la obra de Dubuffet a medida que evoluciona a través de tres fases diferenciadas: sus exploraciones táctiles de los años cuarenta, que incorporan materiales que entonces eran ajenos al arte; L'Hourloupe, un ciclo de obras sistematizadas de los años sesenta y setenta; y sus obras tardías y más gestuales, de los años ochenta.

La primera sección comienza con las obras de la segunda mitad de los años cuarenta Marionetas de la ciudad y del campo (Marionnettes de la ville et de la campagne) y, a través de su serie Materiologías (Matériologies), se extiende hasta el final de los años cincuenta. Durante este período, el estilo de Dubuffet era contrario a lo que cabría esperar de un pintor de la tradición francesa y supuso un serio golpe para las premisas estéticas imperantes. En aquel momento, el centro de sus numerosas series vacilaba entre la celebración de la vida cotidiana en diversas representaciones como los viajeros del metro en Marionetas de la ciudad y del campo, y la intensa investigación de los materiales en paisajes carentes de presencia humana como en Materiologías.

La segunda sección arranca con el ciclo Paris Circus que data de los primeros años sesenta. Sus simples descripciones de una animada metrópolis refuerzan la visión de Dubuffet de que todo el mundo puede hacer arte. Estas pinturas sirven como transición hacia su siguiente serie, L'Hourloupe (1962–74). Mediante marcadas líneas y una paleta restringida, L'Hourloupe muestra un mundo paralelo construido a partir de compartimentos modulares. Dubuffet expresa el tema a través de parcelas homogéneas, que recuerdan a estructuras celulares, sombreadas con intensidad variable. Estas obras fueron evolucionando para llegar a convertirse en decorados para escenarios, trajes de teatro, esculturas para exteriores e incluso construcciones arquitectónicas.

Dedicada a los últimos diez años de la prolífica carrera de Dubuffet, la tercera sección de la exposición procede de cinco de sus series: Teatros de memoria (Théâtres de mémoire, octubre de 1975–agosto de 1978), Breves ejercicios (Brefs exercices, marzo-diciembre de 1979), Psico-parajes (Psycho-sites, 1981), Miras (Mires, febrero de 1983–marzo de 1984) y No lugares (Non-lieux, marzo-diciembre de 1984). Durante la realización de estas series, Dubuffet se va centrando cada vez menos en la representación y en los materiales, ambos componentes importantes de su obra anterior.

Su pincelada se hace menos deliberada hasta que su última serie, No lugares, no guarda referencia alguna con el mundo material y se reduce a trazos del acto esencial de pintar.

La exposición pone especial énfasis en la compleja obra Coucou Bazar, que puede describirse como un tableau animé (cuadro animado) y es, indudablemente, el punto creativo álgido de L'Hourloupe. Dubuffet creó cientos de praticables (recortables en movimiento) (1972–73): dibujos ampliados procedentes de L'Hourloupe realizados sobre paneles y recortados para ser movidos o "animados" por actores vestidos con trajes de teatro (con máscaras, sombreros, capas, guantes y zapatos) sobre un escenario. Coucou Bazar solo se ha representado tres veces: en 1973 en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York; pocos meses más tarde en el Grand Palais de París; y finalmente en 1978 en el Palazzo della Promotrice delle Belle Arti al Valentino de Turín. Completada con bocetos de trabajo, Coucou Bazar está representada en esta exposición por un importante número de praticables dispuestos como se verían en escena.

Al yuxtaponer obras realizadas con diversos medios y técnicas, Jean Dubuffet. Huella de una aventura evidencia las preocupaciones principales del artista: la celebración de la vida cotidiana y su incansable curiosidad por los materiales. La exposición sigue el deseo del artista de que un enfoque teórico y complicado de paso a un "concepto de claridad". Este análisis de la constante innovación y desarrollo de Dubuffet muestra esta huella de una aventura, la aventura de pintar. En palabras del artista, "la gran misión del arte es romper el hábito de la mente de diferenciar entre los dos registros que inhiben y extinguen el libre juego del pensamiento. Una vez derribada esta barrera, la mente recupera su fuerza y su impulso creativo. Ésta es la función de la obra de arte, su razón de ser".

Comisarias: Agnes Husslein-Arco y Caroline Messensee

Exposición organizada por el Museum der Moderne Salzburg y co-producida por el Museo Guggenheim Bilbao, con la colaboración de la Fondation Dubuffet, París.

 

Jean Dubuffet
Autorretrato II (Autoportrait II), 1966
Rotulador sobre papel
25 x 16,5 cm
Colección Fondation Dubuffet, París

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