Sala 202

Según el crítico y curador Lawrence Alloway, los artistas del movimiento pop de la década de 1960 tomaron como fuente de inspiración la cultura popular, o “la red de comunicaciones y el entorno físico de la ciudad”. El enfoque que adoptaron de estas dinámicas y las creaciones resultantes suelen denotar cierta ironía, pues los autores pop también se basaron en la historia del Dadaísmo para llevar a cabo sus múltiples y variadas prácticas. Al igual que el Arte Pop, el Dadaísmo empleó con una intención satírica objetos y actividades de la vida cotidiana como instrumentos de crítica social y estética.

Los ensamblajes y las pinturas de Robert Rauschenberg, precursor del Arte Pop estadounidense, incorporan objetos encontrados —en particular materiales fácilmente disponibles, como cartón, plástico y chatarra—, así como imágenes cotidianas plasmadas mediante técnicas de transferencia o procesos de serigrafía comercial. Por su parte, Jim Dine y Claes Oldenburg formaron parte a principios de la década de 1960 de un grupo de artistas que trasladaron las implicaciones gestuales y subjetivas de la pintura del Expresionismo Abstracto a performances conocidas como happenings. Estos eventos, que combinaban la danza, el arte plástico, la música y la poesía, abarcaban desde la celebración de cenas falsas y ceremonias extravagantes hasta escaparates ficticios en los que se ofrecían objetos absurdos, con los que se pretendía criticar la entrega de la sociedad al consumo de masas. Posteriormente, Oldenburg creó esculturas y proyectos de grandes dimensiones (un ejemplo de los cuales se puede ver en otra sala de esta misma planta) en colaboración con Coosje van Bruggen, con quien contrajo matrimonio en 1977. Más allá de Gran Bretaña y EE. UU., algunos artistas —Sigmar Polke en Alemania, Mimmo Rotella en Italia, Niki de Saint Phalle en Francia o Miguel Ángel Cárdenas en Colombia— también exploraron un estilo relacionado con el Pop, conocido en otros países como Realismo Capitalista o Nouveau Réalisme, que cuestionaba convencionalismos estéticos tales como la supuesta originalidad del considerado “arte elevado”.

Creadores contemporáneos como Jose Dávila y Lucía Hierro ampliaron el legado del Arte Pop a través de obras que critican la cultura consumista, incorporando estratégicamente referencias mexicanas y dominicanas que reflejan su propia herencia. Dávila alude a las esculturas apiladas del artista minimalista Donald Judd, así como a la utilización que hacen Rauschenberg y Andy Warhol de cajas de cartón y embalajes comerciales, para generar un inquietante cuestionamiento del modo en que se consumen las obras de arte. Por su parte, Hierro eleva la categoría de los objetos comunes con su representación sobredimensionada de cosas que se suelen encontrar en los mercadillos latinoamericanos, planteando temas relacionados con la identidad cultural, el capitalismo y la clase.