AMERICANA

En ningún otro lugar se ha sentido el impacto del automóvil como en EE. UU. El coche ha configurado su economía, su paisaje y sus espacios urbanos y suburbanos, y ha definido su cultura popular hasta un grado no conocido en ninguna otra parte del mundo. EE. UU. fue el primer país en percibir los beneficios del uso masivo de automóviles particulares y el primero en tener que afrontar las consecuencias medioambientales de una sociedad fundamentada en el coche, que se resiente por el aislamiento social y el agotamiento generado por el ir y venir diario de casa al trabajo y del trabajo a casa.

El romanticismo de la carretera, el viaje a través de los inmensos espacios abiertos del “gran país” y su interminable horizonte, es emblemático de la cultura estadounidense, con sus tradicionales diners y gasolineras en ruta. El viaje por carretera ha protagonizado fotografías, cuadros, música y tratados literarios desde el New Deal de los años treinta hasta el presente. En esta sala podemos mirar a través del objetivo de la cámara de Dorothea Lange, Marion Post Wolcott y O. Winston Link, y también contemplar las pinturas de Ed Ruscha y Robert Indiana. Como telón de fondo de los vehículos, puede apreciarse el contraste entre la precisión de una escultura de Donald Judd y los aplastados vestigios automovilísticos de una obra de John Chamberlain.

La amplia gama de vehículos aquí exhibidos pone de relieve los contrastes entre un gigantesco sedán de lujo que posee extravagantes alerones traseros, un típico deportivo de alta potencia, un bólido tuneado de llamativos colores y un Jeep ideado para la guerra y caracterizado por su escueta funcionalidad.