206. Viajes y evasión

La palabra alemana Malfluchten, que puede interpretarse como la partida o la huida del artista hacia lo pictórico, sintetiza la idea de la búsqueda de refugio y consuelo a través del acto de pintar, un abandono deliberado de la realidad cotidiana para acceder a los ámbitos de la imaginación y la creación artística. Este concepto, fundamental en el discurso de Jungwirth, describe la pintura como un modo de trascender lo ordinario y adentrarse en la exploración de paisajes interiores y emociones íntimas. La autora subraya así el potencial emancipador intrínseco al proceso creativo. Como forma de indagación artística, viajar ha sido fundamental para Jungwirth desde la serie de la década de 1970 Indesit, y constituye una forma inmersiva de investigación —enriquecida con la literatura clásica y la historia de la arquitectura— que añade a su producción contenidos y matices culturales descubiertos durante sus viajes.

La selección de pinturas de esta sala se inspira en el periplo de Jungwirth por lugares como México, Grecia, Camboya, Bali, Yemen y su Austria natal, y refleja las impresiones y percepciones que la artista atesora en forma de recuerdos o fotografías. Estas series de acuarelas, realizadas fundamentalmente sobre papel hecho a mano, ponen de relieve la transparencia y luminosidad inherentes a un medio que permite que la luz atraviese la pintura y se refleje. La acuarela se distingue por su fluidez y capacidad de mezclarse perfectamente en el papel creando sutiles gradaciones de color, desde delicadas aguadas a tonos vibrantes. Esta técnica enfrenta a la artista al reto fundamental de trabajar con presteza e intención, debido a la rapidez de su secado, y le permite generar profundidad y complejidad mediante el empleo de capas sucesivas. Aplicados de manera muy diluida, los pigmentos transmiten una sensación etérea y espontánea, evocando a menudo una atmósfera onírica.