ESENCIA VITAL
“Ese es el privilegio del artista, ser intemporal. La pasión te mantiene joven, ¡y la pasión y la libertad son tan seductoras! Cuando pinto, no tengo edad. Solo siento el placer o la dificultad de pintar”
Francis Bacon*
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, Francis Bacon, ya septuagenario, reintroduce en su obra motivos, como el toro, y géneros, como el paisaje, que hasta entonces habían sido secundarios en su producción. Son escasos los paisajes anteriores a 1978, la mayoría realizados en las décadas de 1940 y 1950, y en ellos a menudo subsiste la presencia humana o animal. En esta última etapa de su carrera, su obra se simplifica; los elementos del paisaje son aislados de su contexto y quedan confinados a los límites que el artista define. De este modo, Bacon aborda el paisajismo de una manera similar a la que emplea para tratar la figura humana; así, “apresa” la ola que aparece en Pintando marzo (1985) o la carretera de Escena de calle (con coche a lo lejos) (1984)
Los retratos de esta última etapa son cada vez más escuetos. El pintor llega a eliminar elementos que ya había introducido con la intención de reducir las referencias visuales de la composición y dirigir la atención hacia la figura principal. Algunas de estas obras fueron realizadas con pintura en aerosol, que permitió a Bacon crear texturas hasta entonces inéditas en su trabajo. Estos lienzos se dividen entre los realizados con colores enérgicos y aquellos que presentan fundamentalmente tonalidades grises y apagadas.
El toro aparece de nuevo en estos últimos años. Su iconografía remite a artistas como Goya y Picasso, pero también al poeta Federico García Lorca y al escritor Michel Leiris, y hace alusión, de manera concreta, a las corridas de toros.
Francis Bacon falleció en Madrid en 1992, a escasa distancia del Museo del Prado, pinacoteca en la que se encontraban muchos de los grandes maestros que había admirado y a la que había acudido por última vez en 1991 para contemplar la obra de Velázquez. Transgresor con su vida y con su obra, Bacon cruzó algunas fronteras hasta entonces difíciles de vulnerar, situando al ser humano ante un espejo en el que pudiera contemplarse de forma cruda y violenta.
* "Francis Bacon: I painten to be loved", interview by Francis Giacobetti conducted on February 1992, published in The Art Newspaper, no. 137, June 2003, pp. 28-29