MONA HATOUM

Hogar

La artista británica de origen palestino Mona Hatoum lleva más de tres décadas creando performances, vídeos, esculturas e instalaciones que evocan recurrentemente el desplazamiento y la separación. Aunque su preocupación por estas cuestiones está asociada a su experiencia personal como palestina nacida en Beirut y exiliada en Londres al estallar la guerra civil en Líbano en 1975, sus obras, precisas y absorbentes, expresan narrativas más generales en torno a la subjetividad y la identidad.

En sus primeras obras basadas en la performance utilizaba su propio cuerpo. A finales de la década de 1980 comenzó a interesarse por la escultura y las instalaciones con luz, sonido y alteraciones de tamaño que provocaban una respuesta física y psicológica en el espectador. Tomando como referencia tropos visuales del Surrealismo, el Minimalismo, el Arte Povera y el Arte Conceptual, infundía a estas obras unas ricas narrativas que jugaban con las tensiones entre el orden y el caos, la belleza y la repulsión, la familiaridad y el peligro.

A lo largo de la década de 1990, Hatoum empleó cada vez más las estructuras y formas sobrias para expresar el aislamiento y la reclusión. Muchas de sus obras de este periodo aluden al espacio ambivalente del terreno doméstico, o más concretamente, de la noción de "hogar", que a veces transmite la idea de "patria". El historiador Tamar Garb apunta lo siguiente con relación a la obra de Hatoum: "Lejos de ofrecer un refugio frente al mundo de la presión política o social, ‘hogar' es el lugar del malestar, un espacio de terror y trampa psíquica del que no hay salida"[1]. La instalación Hogar (Home, 1999), perteneciente a la Colección del Museo Guggenheim Bilbao, evoca precisamente este desasosiego. Hogar, que adopta la forma de la cocina, el corazón emocional de todo hogar, consiste en una mesa larga que está cubierta con diversos objetos metálicos iluminados que se utilizan en una cocina (un embudo, un rallador, tijeras, un colador, un molde para tartas) y que están conectados entre sí por cables por los que pasa la corriente eléctrica. Un programa informático controla la frecuencia e intensidad de la iluminación mientras el sonido chisporroteante de la electricidad se amplifica con altavoces. La escultura está colocada detrás de una barrera de finos alambres de acero horizontales que separa al espectador de la corriente potencialmente letal. Esta instalación, típica del arte de Hatoum, genera un espacio de ambivalencia que evoca la intimidad y la violencia de la nostalgia frustrada.

1. Mona Hatoum, catálogo de exposición. CASA, Centro de Arte de Salamanca, Salamanca; Centro Galego de Arte Contemporáneo, Santiago de Compostela, 2002), p. 19.