Hacia ultramar (Verso oltremare), 1984

[…] En la serie Hacia ultramar, la parte superior de unas losas de piedra triangulares de más de 3 metros de altura, apoyadas en el suelo y sujetas por un nudo, se orienta, casi hasta tocarlo, hacia un rectángulo de ultramar pintado en la pared.

Utilicé este color como materia, como una franja de tierra, como una brújula, más que como color en sentido estricto. En la antigüedad, el color ultramar fue traído a Europa desde muy lejos, desde ultramar precisamente... y por ello adoptó ese nombre. Se trata de una indicación espacial de un lugar ajeno que, situado a nuestro alrededor, se despliega en todas direcciones. De hecho, en la Tierra, sea cual sea la dirección que se opte por recorrer, tarde o temprano acabará por aparecer un ultramar.

 
En esta obra, la piedra, inclinada, tiende literalmente «hacia el ultramar» como color y «hacia el ultramar» entendido en sentido espacial.

Giovanni Anselmo