Neoconcretismo brasileño
En 1950 se organiza en el Museu de Arte de São Paulo, Brasil, una retrospectiva de Max Bill en la que se presentan los principios del Arte Concreto. Según este artista, “concreto es lo opuesto a abstracto: el arte figurativo es una abstracción de la realidad, mientras que el arte no figurativo, una pura creación de la mente, se convierte en concreto a través de su materialización”. En 1957, un grupo de artistas de Río de Janeiro del círculo del crítico Mario Pedrosa firman el Manifiesto Neoconcreto, en el que acusan al Arte Concreto de preferir el “ojo-máquina” al “ojo-cuerpo”. Lygia Pape y Lygia Clark, figuras fundamentales del Neoconcretismo, responden así de una manera original a la Abstracción Geométrica, que se les antoja demasiado rígida. Pape se interesa por la aprehensión de la obra de arte a través de múltiples sentidos, mientras Clark trabaja en una original transición de las dos a las tres dimensiones. Ambas eliminan la distancia entre el espectador y la obra de arte presentando piezas abstractas interactivas y manipulables.