¿Una abstracción política?

En los anos setenta, la abstracción permanece al margen de los debates feministas porque se considera que no es un arte políticamente comprometido. En 1994 Lucy Lippard declara: “Escribía menos sobre arte abstracto porque había menos donde hincar el diente [...]. No creo que la obra simbólica o abstracta contribuya directamente a una revisión feminista de la cultura contemporánea”. Cuando se debate en torno a la abstracción se adoptan puntos de vista opuestos. Así, Ann Berg y Monica Sjöö se posicionan vehementemente contra la abstracción en “Images on Womanpower – Arts Manifesto”, incluido en Towards a Revolutionary Feminist Art. Harmony Hammond articula una conexión entre abstracción y compromiso militante, explorando la posibilidad de una abstracción política y feminista en su artículo “Feminist Abstract Art – A Political Viewpoint”, publicado en Heresies en 1977.