Amazonas de la vanguardia
13.06.2000 - 27.08.2000
La exposición Amazonas de la vanguardia explica el decisivo papel que las artistas Alexandra Exter, Natalia Goncharova, Liubov Popova, Olga Rozanova, Varvara Stepanova y Nadezhda Udaltsova desempeñaron en la formación de una empresa cultural radical, el arte ruso de vanguardia, considerando el carácter propio e independiente de la trayectoria creativa de cada una de ellas. De ese modo, la exposición pretende trazar la evolución del arte ruso moderno desde el neoprimitivismo, el cubofuturismo y el rayonismo hasta el suprematismo y constructivismo.
Alexandra Exter (1882–1949) viajó regularmente por Ucrania, Rusia, Francia e Italia y constituyó un puente de unión entre la vanguardia rusa y los artistas de Europa occidental. Títulos de obras como El puente (Sèvres) de 1912 y Venecia (1915) ejemplifican la importancia de su interés por los lugares de especial relevancia geográfica o cultural. La obra de Exter bebe de fuentes muy diversas que van desde el arte popular (en los bordados ucranianos), hasta el cubismo, el futurismo y el simultaneísmo, un viaje estilístico que conduciría a sus magníficas obras "no objetivas" de 1917–8, como Composición. Movimiento de planos. Pese a que la pintura fue su medio preferido, Exter también experimentó con la ilustración de libros, el cine, la cerámica y diseños para el teatro.
Las pinturas de Natalia Goncharova (1881–1962) sobre campesinos, temas religiosos (Pilares de sal, 1908), máquinas y paisajes (Lirios rayonistas, 1913) demuestran la amplitud y riqueza de su visión. Pese a sus influencias postimpresionistas, Goncharova extrajo su inspiración del arte medieval ruso, los bordados campesinos, los lubok (láminas coloreadas a mano) y las estelas de piedra (baba), y aplicó todo ello a sus pinturas, obras gráficas y diseños de decorados. Campesinos vendimiando (1912) es una paráfrasis convincente de este interés etnográfico. Goncharova mantuvo un espíritu radical tanto en su vida como en su arte, epatando al público con su forma de vestir y su abierta convivencia con el artista Mikhail Larionov. Sus poco convencionales interpretaciones de los temas religiosos, como Los evangelistas (en cuatro partes), de 1911, motivaron, incluso, que la censura retirar a sus pinturas en más de una exposición.
Liubov Popova (1889–1924) realizó algunas de las obras cubistas más importantes de la vanguardia rusa. Estudiante de Le Fauconnier y Metzinger en París, asimiló rápidamente la estética cubista. Esta influencia es patente en pinturas como Composición con figuras, de 1913. Popova también estaba abierta a otros enfoques, como el futurismo (Naturaleza muerta italiana, 1914, dedicada a los futuristas), el suprematismo, los relieves de Tatlin e, incluso, el arte renacentista y el orientalismo de Samarkanda. Estas fuentes dispares conforman la singular manera de Popova de tratar la forma y el color, que se cristaliza en los relieves dinámicos y las pinturas arquitectónicas de finales de la década de 1910 como Arquitectónica pictórica, de 1917. Al igual que Exter y Stepanova, Popova reconocía que la pintura abstracta había llegado a un punto muerto, por lo que finalmente se dedicó fundamentalmente a la escena, los textiles y al diseño de libros.
A diferencia de la mayoría de las artistas representadas en esta exposición, Olga Rozanova (1886–1918) vivió y trabajó en San Petersburgo en lugar de en Moscú. Nunca visitó Europa, pero, ciertamente, era consciente de las corrientes que allí se estaban desarrollando en el seno del arte moderno. De hecho, Incendio en la ciudad (Paisaje urbano), de 1914, emula el dinamismo apocalíptico del arte futurista. Obras más sintéticas como Bar (Subasta), de 1914, demuestran el gran interés de Rozanova por el cubismo y su conocimiento de las pinturas transracionales (zaum) de Malevich. Rozanova consideraba que el color era la esencia y la justificación de la pintura abstracta y denominaba a su sistema pictórico "pintura de color", un término que subraya su objetivo principal de crear imágenes que no tuvieran que relacionarse con referentes externos para adquirir significado o contenido. También se incluye aquí una selección de la poesía visual de Stepanova, que se inspira en la poesía zaum de Kruchenykh, con la que pretendía establecer una conexión orgánica entre la forma y el sonido de su lenguaje particular y el acompañamiento espectral del mismo.
Varvara Stepanova (1894–1958) representa la segunda generación de la vanguardia, que simpatizó con la Revolución de Octubre. De hecho, se la recuerda sobre todo en ese contexto. Uno de los mandatos soviéticos fundamentales (que el arte fuera utilitario y accesible) atrajo tanto a Stepanova como a su marido, Alexander Rodchenko, con quien colaboró con frecuencia. Al igual que Exter y Popova, Stepanova proclamaba su compromiso de proporcionarle una forma visual al nuevo orden político y cultural mediante la aplicación de los principios constructivistas en los diseños destinados al teatro, las publicaciones y la ropa. En Cinco figuras sobre fondo blanco, de 1920, por ejemplo, Stepanova mecaniza la forma humana para que ilustre la eficiencia y la fuerza del ideal soviético en el nuevo estado proletario.
Junto con Popova, Nadezhda Udaltsova (1885–1961) asistió a la Acádemie de la Palette, asimilando rápidamente los principios del cubismo de Le Fauconnier y Metzinger. La similitud del compromiso de ambas en la adopción de los principios cubistas se ejemplifica muy bien si comparamos dos obras de 1913: la Composición de Udaltsova y la Composición con figuras de Popova son interpretaciones precisas de la sintaxis cubista. Al igual que Stepanova, Udaltsova dirigió su obra hacia la corriente representativa y expuso con el grupo La Sota de Diamantes, quienes ponían de relieve la importancia de Cézanne y Picasso. A pesar de crear tejidos suprematistas y de ejercer la docencia en el campo del diseño textil, Udaltsova permaneció fiel a la pintura, resistiéndose a la influencia posrevolucionaria de adaptar las bellas artes al utilitarismo.
Liubov Popova
Arquitectónica pictórica, 1917
Óleo sobre lienzo
107 x 88 cm
Museo Kovalenko de Arte del Distrito de Krasnodar