Incógnitas. Cartografías del arte contemporáneo en Euskadi
06.07.2007 - 23.09.2007
La exposición Incógnitas contiene una serie de sistemas gráficos que incluyen incidencias y sugerencias antropológicas y estéticas que permiten realizar una interpretación del arte contemporáneo en Euskadi. Se trata, pues, del ensayo provisional de un mapa, de un despliegue visual de esquemas de los que partir para desarrollos ulteriores, organizando factores, variables, autores, obras y lugares significativos, acontecimientos paralelos (políticos, sociales, tecnológicos, culturales, mediáticos), interacciones y posibilidades, genealogías, contextos de producción, referencias y evoluciones, intentando transmitir algo de la sutileza, la intensidad y la complejidad del artista en el contexto vasco; algo de la diversidad generacional, estilística, ideológica; algo del propio laberinto contextual en el que surge.
Los artistas vivos son los protagonistas activos de un momento crucial, el tránsito vertiginoso de lo moderno a lo contemporáneo, de la era de la producción industrial a la era de la gestión de servicios, de la era de lo local a lo global, de la ideología a la economía, de la responsabilidad al interés, de la linealidad a la complejidad... Ésta es, por eso, una exposición sobre ese límite generacional.
Incógnitas es la exposición-ensayo de una cartografía del arte contemporáneo en el País Vasco realizada para el Museo Guggenheim Bilbao por el artista Juan Luis Moraza entre abril y junio de 2007. Para su realización se ha contado con los datos obtenidos a partir de un intenso cuestionario, propuesto el mes de mayo de 2007, a 120 artistas de cuatro generaciones (nacidos antes de 1945, nacidos entre 1946 y 1960, nacidos entre 1961 y 1975, y nacidos a partir de 1976).
I. La constitución de una identidad vasca
En la primera mitad del siglo XX, la vanguardia en Euskadi habrá encontrado protagonistas en Balenciaga, Lekuona y Oteiza, aunque fuera trastornada por una guerra civíl y por una dictadura que provocó exilios y fracturas irreparables. El retorno de Oteiza y su implicación junto con el arquitecto Oiza en el proyecto para la basílica de Aránzazu, comenzado en 1950, supuso el inicio de un grupo de trabajo al que fueron sumándose los años siguientes Basterretxea, Pascual de Lara, Agustín Ibarrola, Chillida y finalmente Lucio Muñoz, constituyendo un cierto registro estilístico que acabaría condensándose en 1966 en la llamada "Escuela Vasca": Los "grupos" GAUR, EMEN, ORAIN, fueron un intento de articular la vanguardia artística con una clara voluntad política antifranquista de reivindicación nacional.
(x) puesta en crisis / heterogeneidad / deconstrucción
El tránsito entre la V y la VI Asamblea de ETA, su devenir militar, su primer atentado mortal en 1968, las profundas crisis industriales, la violencia y la represión cívica en las fases terminales de franquismo, coincidirá con el surgimiento de una nueva generación de artistas, que adoptarán una fuerte voluntad vanguardista y política, pero desde una perspectiva más autocritica y desligada de una búsqueda de identidad nacional. La celebración de los Encuentros de Pamplona en 1972 supusieron además la entrada en el contexto vasco-navarro de información de primera mano del arte de vanguardia internacional, que produjo nuevas inquietudes entre los artistas jóvenes incitándoles de nuevo a una mirada más global. De estas nuevas inquietudes surgirán grupos como SUE (1969), Indar (1970), Ikutze (1973), Pamplona Ciudad (1976), EAE (1980), más preocupados por la razón estética vanguardista a partir de la cual adoptar una posición crítica frente a la realidad. Otro acontecimiento fundamental en este cambio generacional será la apertura de la Escuela Superior de Bellas Artes de Bilbao en 1970, convertida en Facultad de Bellas Artes en 1979. Las coincidencias generacionales en el seno de la Escuela, la conciencia de la necesidad de información exterior, se sumaron a las anteriores inquietudes provocando una transformación profunda en los modos de elaboración artística, perfectamente visible en las exposiciones que se fueron realizando al final de la década de los 70 y principios de los 80. La muerte de Franco, la transición democrática, el aperturismo, produjeron una puntualidad creciente en la información del contexto artístico interncacional y una intensidad en las propuestas estéticas.
II. Nueva escultura vasca. Una identificación externa
Una identificación externa Del crisol de la generación del 68, surgirá en 1978 un nuevo flujo de artistas que adoptarán el influjo del arte conceptual y del minimalismo para poner en crisis el desgaste de los postulados estéticos e ideológicos del movimiento moderno y particularmente de la Escuela Vasca. No obstante, su aparición en el contexto nacional e internacional se produjo en un clima asociado al desarrollo del Estado de las Autonomías, ampliamente necesitadas de legitimidad cultural, por lo que de forma inmediata los agentes culturales fueron corroborando la existencia de grupos generacionales asociados a contextos regionales: Nuevo Arte Gallego, Nueva Escultura Valenciana, Nuevo Arte Andaluz, y de forma específica, Nueva Escultura Vasca, término acuñado a partir de la exposición Mitos y delitos (Txomin Badiola, Angel Bados, J,R.S. Morquillas, y CVA —Mª Luisa Fernández y Juan Luis Moraza—) en Barcelona (Sala Metronom, 1985), a pesar de que esta identificación externa fuese totalmente ajena a las inquietudes y objetivos deconstructivos de sus representantes.
(y) diversificación / normalización / internacionalización
En 1987 se inaugura en San Sebastián ARTELEKU, Centro de Formación y Producción que completará la formación de la nueva generación de artistas en su mayoría ya surgidos de la nueva Universidad del País Vasco (y de sus planes de intercambio Erasmus, Séneca, etc.), donde los jóvenes artistas de la generación anterior tendrán un lugar privilegiado de transmisión. Los cambios sociales y económicos en Euskadi, el final del desmantelamiento industrial generalizado y el comienzo de una nueva economía de servicios, la apertura del Museo Guggenheim Bilbao y los cambios derivados en el tejido urbano y financiero, la profusión de nuevas estructuras de gestión cultural, las facilidades de intercambio, el aumento de las estancias prolongadas de artistas en el extranjero, añadirán una perspectiva global a los nuevos jóvenes artistas vascos, produciéndose progresivamente un proceso de normalización e internacionalización.
Incógnitas. Cartografías del arte contemporáneo en Euskadi