Rubens y su época. Tesoros del Museo Ermitage
02.10.2002 - 16.02.2003
El Museo Estatal del Ermitage, que posee una de las colecciones más importantes de Barroco flamenco del mundo, ha desarrollado una importante labor en la presentación de la figura de Rubens y sus contemporáneos. Esta exposición es una ocasión única para admirar una de las selecciones más exquisitas de las pinturas y dibujos flamencos del siglo XVII que posee este extraordinario museo. El gran artista y humanista Peter Paul Rubens (1577–1640) conquistaba el panorama artístico del Flandes del siglo XVII. La gran versatilidad de Rubens como artista vendrá representada profusamente en Rubens y su época. Tesoros del Museo Ermitage.
La muestra engloba sus escenas de caza, históricas y bíblicas, naturalezas muertas, retratos de personajes históricos pintados por Rubens y sus discípulos, además de piezas de joyería, camafeos, armaduras, grabados en marfil, cristales, esmaltes y tapices.
El Museo Estatal del Ermitage, que posee una de las colecciones más importantes de Barroco flamenco del mundo, ha desarrollado una importante labor en la presentación de la figura de Rubens y sus contemporáneos. Esta exposición es una ocasión única para admirar una de las selecciones más exquisitas de las pinturas y dibujos flamencos del siglo XVII que posee este extraordinario museo. El gran artista y humanista Peter Paul Rubens (1577–1640) conquistaba el panorama artístico del Flandes del siglo XVII. La gran versatilidad de Rubens como artista vendrá representada profusamente en Rubens y su época. Tesoros del Museo Ermitage.
La muestra engloba sus escenas de caza, históricas y bíblicas, naturalezas muertas, retratos de personajes históricos pintados por Rubens y sus discípulos, además de piezas de joyería, camafeos, armaduras, grabados en marfil, cristales, esmaltes y tapices.
El lugar de honor de la exposición lo ocupa Peter Paul Rubens (1577–1640), que en virtud de su enorme talento, versatilidad y sus numerosas habilidades fue uno de los artistas más importantes del siglo XVII. El compromiso de Rubens con todas las formas de expresión artística —la pintura, el dibujo, la imprenta, la ilustración de libros, el diseño de tapices, la escultura y la arquitectura— le llevaron a acaparar riquezas, propiedades, rango y prestigio internacional, no sólo en las artes sino también en la política y la diplomacia. La muestra, que explora la influencia que ejerció Rubens en el arte flamenco del siglo XVII y en épocas posteriores, está organizada por temas: alegoría y mitología, religión, retratos, pintura de género y paisajes. Rubens y su época. Tesoros del Museo Ermitage presenta también las obras de algunos de sus discípulos, Anton van Dyck (1599–1641) y Jacob Jordaens (1593–1678), así como la de algunos de sus contemporáneos, entre ellos Adriaen Brouwer (1605/06–1638) y David Teniers el Joven (1610–1690).
El Museo Estatal Ermitage, fundado en 1764, alberga hoy en día más de tres millones de obras de arte que, en muchos casos, pertenecieron a la colección reunida por la emperatriz Catalina la Grande (1729–1796). Los consejeros de Catalina recorrieron Europa en busca de las más prestigiosas colecciones que, con frecuencia, adquirían en su totalidad gracias a la inmensa fortuna de la Emperatriz de Rusia. De hecho, la residencia de la zarina, el inmenso Palacio de Invierno, constituye hoy el corazón del Museo Ermitage, una de las mejores pinacotecas de Europa. Mediante estas fabulosas adquisiciones, la Emperatriz pretendía mostrar al mundo la riqueza y la prosperidad de Rusia y consolidar la opinión extendida en el extranjero de que Catalina era "la Minerva del norte".
Las primeras obras auténticas de Rubens que llegaron al Ermitage, y a Rusia, lo hicieron con la adquisición por parte de Catalina de la colección del Conde Carl Cobenzl (1712–1770), ministro plenipotenciario de la Emperatriz María Teresa en los Países Bajos del sur. Aprovechando los privilegios de su cargo, Cobenzl compró al Obispo de Brujas Caridad cristiana o Cimón y Pero, una representación alegórica de la caridad cristiana perteneciente al período clásico de Rubens; Catalina lo adquirió de la Colección Cobenzl en 1786. Sin duda, la adquisición más significativa a la colección del Ermitage de pintura flamenca fue el magnífico cuadro La unión de la Tierra y el Agua, (ca. 1618). Adquirido por el hijo de Catalina, Pablo I, este lienzo celebra la renovada prosperidad de Amberes (la ciudad natal de Rubens) gracias al comercio flamenco que se reactivó con la reapertura del río Escalda, tras haber sido cerrado por los holandeses en un intento de controlar la actividad mercantil.
Por su emplazamiento a orillas del río Escalda, Amberes era una preciada puerta a Flandes, la región católica meridional de los Países Bajos (en la actual Bélgica) que era leal a la corona española de los Habsburgo. Durante las últimas décadas del siglo XVI la ciudad había sufrido las nefastas consecuencias de la guerra civil, la agitación religiosa, un gobierno extranjero y el estancamiento económico. Amberes empezó a recuperarse lentamente con el nombramiento como Gobernadora de los Países Bajos de Isabel Clara Eugenia (1566–1633) junto con su esposo el archiduque Alberto (1559–1621) a principios del siglo XVII. Para favorecer los intereses de la corona española, ambos iniciaron una renovación católica a gran escala de la ciudad y Amberes volvió a ser el centro artístico más dinámico del norte de Europa. Cientos de artistas, incluido Rubens que fue nombrado pintor de la corte, crearon obras muy cotizadas en todo el continente. Además, la ciudad exportaba una gran variedad de artículos de lujo: sedas, alfombras, muebles, instrumentos musicales, cristalería y diamantes tallados. Esta vasta producción artística generó una nueva riqueza y prestigio para Amberes.
El arte barroco nació en el seno de la Iglesia católica, que se valió de un verdadero despliegue de virtuosismo artístico para su propaganda religiosa. Al volver de su viaje a Italia en 1608, Rubens introdujo el arte barroco en los Países Bajos del sur, logrando una fusión del realismo flamenco y el Gran Estilo italiano que alteró profundamente la composición tradicional. Rubens poseía un conocimiento enciclopédico del simbolismo religioso y de la mitología clásica. Y tras estudiar las obras maestras del Renacimiento italiano y las entonces recién desenterradas estatuas de la antigüedad clásica, Rubens llegó a la conclusión de que la representación del cuerpo debía intentar parecerse lo más posible a la anatomía humana. Por ello desarrolló su estilo característico que retrataba desnudos de cuerpos carnosos y robustos. Sin embargo, su mayor innovación fue lograr expresar una gran vitalidad a través de la utilización de un eje dinámico en sus grupos compositivos, lo que hace que las figuras de sus cuadros parezcan moverse y retorcerse. Tanto sus retratos religiosos y seculares como sus paisajes demuestran su increíble habilidad para sacar el máximo partido a los colores del maestro veneciano Tiziano, cuyas pinturas pudo contemplar en sus misiones diplomáticas a Londres y Madrid.
La ingente producción de Rubens no hubiera sido posible sin la ayuda de un taller bien organizado con discípulos y aprendices de sólida formación. Dos de los ayudantes más aventajados de Rubens, Jacob Jordaens y Anton van Dyck, muestran en sus primeras obras, al parecer, una clara influencia de la teatralidad de la primera época de su maestro, más que del clasicismo que caracterizó su último período. Jordaens, tras haber realizado infinidad de composiciones religiosas y mitológicas, evolucionó hacia un estilo más dependiente que el de Rubens, combinando los motivos del maestro con sus propias imágenes del realismo popular. La exposición presenta dos magníficos ejemplos de la obra de Jordaens, uno como pintor histórico, El banquete de Cleopatra, de 1653, y otro como retratista, Retrato de un anciano (ca. 1637). Van Dyck, desde sus inicios, se sintió muy atraído por el dinamismo de la obra de Rubens. Tras descubrir los retratos que Rubens realizó en Génova, Van Dyck desarrolló el extraordinario tipo de retrato ceremonial barroco que prevaleció en Europa hasta el siglo XVIII. En muchos aspectos, aventajó a su maestro como retratista de la corte, sobre todo tras su nombramiento en la corte de Carlos I de Inglaterra, período en el que pintó Damas de honor de la Reina Enriqueta María (Anne Killigrew con una dama sin identificar) de hacia 1638.
Junto con las pinturas de Rubens, Jordaens y Van Dyck, Rubens y su época presenta obras de otros artistas contemporáneos significativos. Brouwer, un gran maestro de las escenas de género gustaba de dar un tratamiento grotesco de personajes-tipo como sus predecesores Jerónimo van Aeken Bosch, "El Bosco", y Pieter Bruegel El Viejo. Aunque lleno de figuras retorcidas, El charlatán del pueblo (La extracción de la piedra de la locura), pintado en la década de 1620, revela el compromiso de Brouwer con lo sublime en el tratamiento del paisaje, así como en la luminosidad del colorido. David Teniers, un notable maestro flamenco, produjo una gran variedad de obras incluyendo paisajes, pintura religiosa, escenas de género, pinturas de animales y retratos. Teniers muestra su maestría tanto en los retratos íntimos individuales como en los retratos formales y de grupo. Uno de esos retratos de grupo, Retrato de los miembros de la Orden del gremio de ballesteros de Amberes (1643), está considerado como una de sus obras maestras. Una de sus características más sobresalientes es su ambientación en un entorno urbano. El predominio de las formas arquitectónicas distingue esta pintura de otros retratos de grupo realizados por artistas holandeses anteriores, como Frans Hals y Rembrandt, en cuyas obras se daba preeminencia a las figuras sobre cualquier detalle de la escena. Parece que Teniers tuvo la intención de plasmar una rotunda imagen del poder y el prestigio de Amberes. Este efecto, subrayado por otras obras de esta exposición, confirma el legado cultural de Rubens y su época.
Peter Paul Rubens
La unión de la tierra y el agua, ca. 1618
Óleo sobre lienzo
222,5 x 180,5 cm
Museo Ermitage, San Petersburgo