Actualmente expuesta (Sala 301)

Sala de espejos del infinito – Deseo de felicidad para los seres humanos desde más allá del universo

2020Vidrio espejado, madera, sistema de luces led, metal y panel acrílico
293,7 × 417 × 417 cm

La artista y escritora japonesa Yayoi Kusama (Matsumoto, Nagano, 1929) es una voz singular que la historia del arte ha recuperado y situado en el lugar relevante que le corresponde, convertida en un icono cultural global. Durante las últimas siete décadas, Kusama ha perseguido con firmeza su visión vanguardista y perfeccionado su personal estética, que refleja su filosofía de vida. Figura pionera y destacada de la creación contemporánea, concibe el arte como un medio para el cambio social, sirviéndose para ello de la performance, la pintura, el dibujo, la escultura, la literatura y de sus conocidas instalaciones inmersivas, las Salas de espejos del infinito.

Kusama vivió su infancia entre extensos campos de flores, pero fue el Océano Pacífico durante su primer viaje en avión hacia EE. UU. a finales de la década de 1950, el que le sirvió de inspiración para sus conocidas Redes de infinito (Infinity Nets). Estas pinturas, en las que pequeños semicírculos pintados en un único y rápido gesto cubren el lienzo de manera obsesiva, crean un patrón expresionista de redes y puntos conectados. Poco a poco estas obras van adquiriendo mayor monumentalidad y así en 1961 una Red infinita de tamaño colosal cubre toda una pared en la Stephen Radich Gallery de Nueva York.

Tras sus pinturas de Redes de infinito, Kusama empleó la acumulación de materiales reutilizados en collages y esculturas blandas de patrones repetitivos. Más que una tendencia obsesivo-compulsiva o un deseo innato de repetición, la idea de acumular en el arte de Kusama puede entenderse como un anhelo de hacer crecer su visión creativa. En estas obras, un elemento cotidiano, como una silla, queda transformado mediante la proliferación de múltiples protuberancias de formas fálicas rellenas y cosidas que hacen desaparecer el objeto en sí, y también su función.

En 1963 Kusama presentó en la Gertrude Stein Gallery de Nueva York una de sus piezas de acumulación: una barca de remos sepultada bajo centenares de protuberancias de tela rellenas que ocupaba el centro de la exposición Aggregation: One Thousand Boats Show. Las paredes y el techo de la sala estaban cubiertos con un papel pintado negro donde se repetía, una y otra vez, la imagen de la barca en color blanco a modo de patrón. Dos años más tarde, Kusama realizó la que sería la primera de sus salas de espejos, Sala de espejos del infinito – Campo de falos (Infinity Mirror Room – Phalli's Field, 1965). En esta obra, cientos de protuberancias blandas, realizadas en un tejido blanco colonizado por sus distintivos lunares rojos de diferentes tamaños, ocupaban la totalidad del suelo de un pequeño espacio multiplicado por espejos.

Los años sesenta fueron una etapa fructífera para la artista, pero la falta de reconocimiento oficial, junto al agotamiento que le ocasionó trabajar de manera frenética y sin pausa, le provocó una crisis que conllevó su regreso a Japón y su autoexilio de la esfera pública. Aquel tiempo le sirvió para recuperar la práctica del arte como terapia y continuar trabajando, tanto en su plástica como en su literatura. No será hasta finales de los años ochenta cuando su obra comience a ser reconocida internacionalmente y a aparecer públicamente en exposiciones. En 1991 Kusama retoma el trabajo en sus Salas de espejos del infinito, de las que hasta la fecha ha realizado cerca de una treintena, algunas en formato de edición única y otras en edición múltiple, pero limitada.

Con Sala de espejos del infinito – Deseo de felicidad para los seres humanos desde más allá del universo (Infinity Mirrored Room – A Wish for Human Happiness Calling from Beyond the Universe, 2020), una de las últimas realizada por la artista ya nonagenaria, Yayoi Kusama nos introduce de nuevo en una experiencia inmersiva que nos hace partícipes de su universo obsesivo y nos transmite la necesidad de “auto-obliteración”, invitándonos a desaparecer en el vibrante juego de luces de colores que se multiplican sin límites en las paredes de espejo de esta habitación infinita.

Título original

Infinity Mirrored Room – A Wish for Human Happiness Calling from Beyond the Universe

Fecha

2020

Técnica / Materiales

Vidrio espejado, madera, sistema de luces led, metal y panel acrílico

Dimensiones

293,7 × 417 × 417 cm

Crédito

©YAYOI KUSAMA