Actualmente expuesta (Sala 105)

Santorini

1965Acrílico sobre lienzo
269,2 x 175,3 cm

Helen Frankenthaler (1928–2011) está considerada como una de las artistas estadounidenses más importantes del siglo XX. Del Expresionismo Abstracto a la Pintura de Campos de Color, su evolución pictórica a lo largo de 50 años desafió las convenciones plásticas tradicionales. Con su innovadora técnica de “empapar y manchar”, que comenzó a utilizar en 1952 con pintura al óleo diluida con disolvente y posteriormente, a partir de 1962, con acrílico, dio un nuevo impulso a la abstracción, aplicando el pigmento con pincel, derramándolo, haciéndolo gotear, manipulándolo con esponjas o arrastrándolo por la superficie del lienzo sin preparar, dispuesto sobre el suelo del estudio. Su dominio del color y del espacio, unido a un proceso creativo favorecido por una intuitiva espontaneidad, dio lugar a un prolífico corpus de pinturas sobre lienzo y sobre papel.

En la década de 1950, la joven pintora, que llevaba una vida bohemia, conoció, a través del crítico de arte estadounidense Clement Greenberg, a otros artistas de la Escuela de Nueva York, como David Smith, Lee Krasner, Jackson Pollock, Willem y Elaine de Kooning, Franz Kline, Adolph Gottlieb o Barnett Newman. Su primer encuentro con el trabajo de Pollock, que vio expuesto en la Betty Parsons Gallery de Nueva York en 1951, y la visita que realizó a su estudio en Springs, East Hampton (Long Island), tuvieron un profundo impacto en Frankenthaler. Realizadas con esmalte en blanco y negro, las obras de Pollock de este periodo inspiraron en la pintora una abstracción gestual repleta de signos y símbolos. Al igual que Pollock, Frankenthaler colocaba su lienzo sin preparar ni imprimar directamente en el suelo y aplicaba la pintura de manera poco convencional, manipulándola con pinceles, esponjas, incluso con los dedos. La técnica de empapar y manchar fue evolucionando con la propia artista, pero lo que permaneció constante fue la certeza de que una buena pintura abstracta debía lograr una dinámica sensación de espacio.

A comienzos de los años sesenta, Frankenthaler transitó del óleo al acrílico, un medio de colores menos traslúcidos, más opacos, que secaba mucho más rápido, y consiguió adaptar con éxito su técnica de empapar y manchar con resultados extraordinarios. La obra Santorini (1965) lleva por título el nombre de la isla griega conocida por sus amplias vistas del Mar Egeo y que Frankenthaler visitó durante un periplo que realizó en compañía de Motherwell y las dos hijas de este, Lise y Jeannie, en el verano de 1965. En aquel viaje también visitaron París, Venecia y Londres.

Esta pintura es un magnífico ejemplo de las poéticas abstracciones de Frankenthaler con formas imprecisas y geométricas dispuestas en una escueta composición que sugiere elementos como la tierra, el mar o el cielo. La referencia a Santorini, la similitud con la inmensidad del mar y con una accidentada costa proporcionan un punto de entrada a una imagen abstracta llena de ambigüedad.

Título original

Santorini

Fecha

1965

Técnica / Materiales

Acrílico sobre lienzo

Dimensiones

269,2 x 175,3 cm

Crédito

Guggenheim Bilbao Museoa. Donación, The Helen Frankenthaler Foundation, Inc.