Sala 105
Fuego
Uno de los elementos más llamativos de la obra de Asier Mendizabal Nom de guerre es el fuego, un elemento simbólico que evoca múltiples interpretaciones: ancestrales, sociales, políticas, etc. Los componentes constitutivos de la pieza —el pebetero y el bloque de hormigón a modo de peana donde este se presenta— ofrecen un aspecto bastante rudimentario, dotando al conjunto de una aparente sencillez técnica. De este modo, la pieza evoca la monumentalidad de los memoriales de guerra, particularmente los dedicados al “soldado desconocido”. Su sobria presencia contrasta con su complejidad conceptual en lo que se refiere a su simbología, su uso puntual asociado con reivindicaciones sociales y a la labor de la escultura como herramienta crítica. Además, la instalación genera el fuego que es, a su vez, el que activa la idea de monumento.
Safety First
La presentación de esta obra en un espacio expositivo cerrado del Museo puede suponer una aparente contradicción con el carácter aséptico, resguardado y protegido de las galerías convencionales de una institución artística. De hecho, esta pieza —realizada para el 10º Aniversario del Museo— requiere de una intervención en la arquitectura de la sala en la que se instala, concediendo un protagonismo adicional y un valor escultórico al extractor de humos, elemento inusual en este tipo de lugares. Asier Mendizabal (1973) busca así generar debates e involucrar al Museo en la configuración de la obra.