
A lo largo de su vida, Maria Helena Vieira da Silva residió en Lisboa, París, Río de Janeiro y Yèvre-le-Châtel. En Lisboa, la vivienda de la Praça das Amoreiras (hoy parte de la Fundación Arpad Szenes – Vieira da Silva) hacía las veces de hogar y estudio. La sobriedad de su interior influyó en una de las primeras y más importantes obras de Vieira da Silva, Estudio, Lisboa (1934–35), incluida en esta exposición. La desnudez de ese espacio permitió a la artista concentrarse en su estructura orgánica o “anatomía”, un tema que acabaría siendo recurrente en su obra.
En 1928, Vieira da Silva abandonó Lisboa rumbo a París para estudiar arte en la Académie de la Grande Chaumière, una escuela de carácter más libre y sin las restricciones propias de la formación académica clásica. Allí conoció al artista húngaro Arpad Szenes (1897–1985), con quien contraería matrimonio en 1930 y con quien se mudaría a la Villa des Camélias de París. Pensada en un principio como casa-estudio para los dos artistas, resultó no ser lo suficientemente amplia; por ello, Szenes alquiló en 1938 un estudio en el Boulevard Saint-Jacques, al que poco después también se trasladó Vieira da Silva. Con sus grandes ventanales y sus techos altos, aquel lugar era especialmente adecuado para el análisis del espacio en el que Vieira da Silva se hallaba inmersa.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la pareja abandonó París poniendo rumbo a Lisboa y, más tarde, a Río de Janeiro. Durante su ausencia, confiaron el cuidado de su estudio del Boulevard Saint-Jacques y de su contenido a la galerista Jeanne Bucher. Pese al calor que le incomodaba y a la angustia que sentía por las atrocidades que se estaban perpetrando en Europa, Vieira da Silva creó algunas de sus pinturas más extraordinarias en Brasil. En estas obras, la artista nos ofrece impresionantes representaciones de la humanidad sumida en la tragedia.
A su regreso a París en 1947, Vieira da Silva recuperó su estudio del Boulevard Saint Jacques. Los paisajes urbanos, tanto reales como imaginarios, tomaron protagonismo en sus pinturas de posguerra. Las vistas de París desde la ventana del Hôtel des Terrasses, donde la pareja estableció su residencia en 1953, fueron un motivo de inspiración en el marco de ese renovado interés pictórico por las ciudades.
En 1956, Vieira da Silva y Szenes se trasladaron al número 34 de la Rue de l’Abbé-Carton, en París, una casa-estudio construida para ellos por el arquitecto Georges Johannet. El fotomural reproducido en color en este espacio muestra el taller de Vieira da Silva, un lugar en el que lograba satisfacer sus necesidades y donde era feliz.
En 1960, ante la necesidad de disponer de un espacio alejado del ritmo frenético de la vida urbana, la pareja compró una casa en Yèvre-le Châtel, en la región del Loira. A partir de ese momento, Vieira da Silva y Szenes pasarían allí todos los veranos. Aquella casa-estudio, al igual que todos los anteriores espacios de trabajo de Vieira da Silva, fue un lugar dedicado a la creación artística, pero también a la reflexión. Con sus interiores diáfanos y sus vigas de madera vistas, le sirvió de inspiración para numerosas obras, en las que la anatomía del espacio se plasma por medio de formas abstractas.
Maria Helena Vieira da Silva en el estudio, Rio de Janeiro, 1942. Carlos Moskovics Collection, Instituto Moreira Salles
