La escuela de la Bauhaus (Alemania). Primer encuentro con los textiles

Albers estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Hamburgo (Kunstgewerbeschule) en el año 1920, pero terminó desilusionada con la enseñanza tradicional y buscó una formación más experimental. Cautivada por un folleto de la Bauhaus, un nuevo centro alemán de diseño y artes aplicadas ubicado en Weimar, decidió solicitar allí una plaza en 1922.

A pesar del carácter liberal que teóricamente definía a la Bauhaus, Albers tuvo que abrirse camino en un mundo de hombres. Walter Gropius, director de la institución, desaconsejaba que las mujeres asistieran a clases consideradas demasiado “físicas” (como la metalurgia o la carpintería). Debido a ello, Albers optó por los textiles, si bien, pese a todo, describió la Bauhaus como “una escuela innovadora que sabía que debíamos alejarnos del arte académico”.

Sus intereses no se correspondían por completo con el enfoque práctico e industrial de la Bauhaus, aunque la amplitud y libertad del currículo que proponía la escuela le permitieron desarrollar sus inquietudes artísticas:

“Lo que resultaba más apasionante de la Bauhaus era que no había ningún sistema de enseñanza aún establecido […] y sentías como si dependiese solo de ti; debías encontrar de algún modo tu manera de trabajar […]. Esta libertad es probablemente algo esencial que todo estudiante debería experimentar.”