Prácticas ancestrales
Prácticas ancestrales

TEJIENDO EN COMUNIDAD

La exposición incluye diversos trabajos de las mujeres del pueblo wichí, representadas por la Unión Textiles Semillas, así como por la artista textil indígena Claudia Alarcón (1989). La comunidad wichí vive desde hace muchos siglos en el Gran Chaco, una región que engloba el norte de Argentina y ciertas áreas de otros países, como el sur de Bolivia y el oeste de Paraguay.

Según el imaginario colectivo del pueblo wichí, las mujeres se originaron en el cielo y descendieron a la tierra por un hilo de chaguar (un tipo de cactus de la familia de las bromelias similar al aloe que emplean para tejer).

Las mujeres wichí producen colectivamente textiles con símbolos y motivos procedentes de su entorno, reflejando una comprensión del mundo heredada a lo largo de muchas generaciones de tejedoras. Además de preservar los conocimientos y la lengua del pueblo wichí transmitiéndolo de generación en generación, las mujeres se han convertido, con su labor artística y artesanal, en un importante motor económico de su comunidad.

APICULTURA

Entre los objetos etnográficos del entorno rural del caserío vasco que pueden verse en la sala 203 del Museo, se encuentran algunas colmenas elaboradas a partir de materiales locales, como ramas de sauce, arcilla con estiércol y lianas entretejidas mediante la técnica de la cestería. En la mitología vasca, la abeja se consideraba un animal sagrado y respetado, y se la trataba con la misma deferencia que a las personas. Las colmenas son un gran ejemplo de la importancia de la simbiosis entre seres humanos y abejas. Durante milenios, esta colaboración ha facilitado la polinización y producción agrícola, conservando la biodiversidad ecosistémica, además de la obtención de recursos como la miel o la cera. La armonía, el respeto entre especies y la prevención de la sobreexplotación son algunas de las claves de este modelo colaborativo.

Colectivo de tejedoras Silät
Fotograma del audiovisual Tayhin/El tejido incesante, 2024
Dirección Andrei Fernández. Realización Sergio Abraham y Damián Payo. Con el apoyo de la galería Cecilia Brunson Projects.