10Quatre femmes sur socle

Cuatro mujeres sobre un pedestal (Quatre femmes sur socle), 1950

“Trabajando del natural llegué a hacer esculturas minúsculas: tres centímetros. Hacía eso a mi pesar. No lo entendía. Empezaba grande y acababa minúsculo. Solo lo minúsculo se me antojaba parecido. Lo comprendí más tarde: no se ve a una persona en su conjunto hasta que uno se aleja y se hace minúscula”. [1]

Alberto Giacometti (1901−1966) se muda a París desde su Suiza natal con solo 21 años para estudiar escultura, y es allí donde comienza a centrarse en el estudio de la figura humana. En su búsqueda de un estilo propio, el artista prescinde en esta época de la copia directa del natural, trabajando de memoria, y concentrándose específicamente en la cabeza de las personas. Forzado por la llegada de los nazis a París durante la II Guerra Mundial, en 1941 Giacometti se muda a Suiza, y comienza a vivir en la habitación de un hotel de Ginebra. Invadido por la angustia del Holocausto, influido por los postulados del existencialismo e inspirado por las ideas del filósofo Jean Paul Sartre, el escultor cambia su forma de trabajo: a partir de este momento, la escala de sus figuras y la materialización del espacio se convierten en su lucha fundamental. Sus obras son cada vez más pequeñas, incluso diminutas; de hecho, muchas de ellas comenzarán a tener el tamaño de la cabeza de un alfiler. En este período, mientras vive en Ginebra, conoce a la que será su mujer, que se convertirá en su principal modelo, Annette Arm. En septiembre de 1945, regresa a París y su práctica artística da un giro, para pasar a centrarse en la investigación del espacio de representación. En este momento, decide añadir a sus esculturas bases o pedestales que las separan del suelo; en otras ocasiones, las circunscribe a unas “jaulas” que delimitan un espacio virtual. Estos recursos ayudan al artista a captar el movimiento en un instante preciso.

En sus primeras tentativas tras su vuelta a París, las figuras de sus esculturas continúan empequeñeciéndose y, cuando trata de hacerlas más altas, terminan volviéndose muy estilizadas. En 1950 realiza la obra Cuatro mujeres sobre un pedestal, en la que propone una vista de cuatro mujeres de pie observadas desde cierta distancia. Las figuras femeninas, extremadamente delgadas y exageradamente alargadas, están desnudas y quietas. Giacometti se empeña en lograr captar en sus esculturas lo que ve y recuerda. En cierta medida, son de tamaño pequeño, ya que parecen haber sido ejecutadas para dar una sensación de lejanía. De hecho, para realizar esta obra se inspira en una escena que se le queda grabada en la retina: la imagen de cuatro prostitutas desnudas en el fondo de un burdel parisino [2]. En aquel momento, la distancia entre él y las prostitutas le pareció insalvable, a pesar de su deseo de atravesar la habitación; le impresionó tanto como las mujeres [3]. La anatomía de estas figuras femeninas podría calificarse de esquelética, ya que son cuerpos reducidos a unas estructuras lineales colocadas unas junto a otras con cierta armonía. El procedimiento de Giacometti consistía en ir añadiendo materia a unas armaduras de hierro, dando así forma a unos cuerpos aparentemente sin músculos, con escasas características, despojadas prácticamente de todo rasgo de humanidad. Son figuras que parecen corroídas por el tiempo, como si hubieran sido desenterradas de una tumba antigua a raíz de una excavación arqueológica.

En la época a la que pertenece esta obra, Giacometti se interesa no solo por la investigación del espacio circundante de sus esculturas, sino también por la búsqueda existencialista de lo absoluto a través de la apariencia de sus esculturas. Sobre este asunto, el propio Jean-Paul Sartre había escrito en 1948 un texto [4] para la primera exposición de Giacometti en París, cuando ya había abandonado su perfil surrealista. En él habla del continuo recomenzar de su obra y enfatiza el hecho de destruir obras que, como él dice, “estaban hechas para durar solo algunas horas”. En cuanto a sus procedimientos, se sabe que Giacometti trabajaba con sus manos de una forma milimétrica y contundente, día y noche, en su taller. En sus figuras se concentra todo lo que ha experimentado a lo largo de su carrera en relación con la figura y la cabeza humanas.

Como afirma Sartre, Giacometti consigue “la reducción extrema de la humanidad en la lejanía”, algo que se puede aplicar perfectamente a la escultura Cuatro mujeres sobre un pedestal. Además, según este mismo autor, los hombres y mujeres de siluetas alargadas que crea este artista son la metáfora misma de la existencia contraída, “a medio camino entre el ser y la nada”, que se hace prevaleciente tras la traumática experiencia de la Segunda Guerra Mundial. Igualmente, habla de la “distancia absoluta” de estas esculturas, a las que es imposible acercarse y que solo pueden ser contempladas en la lejanía, ya que al aproximarnos no nos desvelan ninguno de sus secretos.

Preguntas

Observad con detenimiento esta obra de Giacometti. Alejaos y acercaos varias veces. ¿Qué observáis cuando la miráis de cerca? ¿Qué desaparece cuando la veis a cierta distancia?

¿Por qué habrá cuatro figuras? ¿Podría existir algún simbolismo asociado a ese número?

En su obra, Giacometti está intentando representar las cuatro figuras en acción. Si fueseis el artista, ¿cómo representaríais una figura en acción? Cread una pose con vuestros cuerpos que muestren que están en movimiento.

La obra se titula Cuatro mujeres sobre un pedestal. ¿Por qué pensáis que serán todas mujeres? ¿Quiénes imagináis que podrían ser? ¿Qué acción pensáis que podrían estar realizando? Fijaos en la posición de sus cuerpos y en su fisionomía; ¿qué detalles más necesitaríais añadir para deducir sus identidades?

La escultura está realizada en bronce, muy asociado desde este momento al trabajo de Giacometti: desde principios de los años cincuenta, el bronce se había hecho económicamente accesible, por lo que se convertiría en el material preferido no solo de Giacometti, sino de numerosos artistas. ¿Qué características aporta el bronce a las figuras? Imaginad que el material fuese cualquier otro, ¿qué ganaría y qué perdería la obra desde un punto de vista estético?

Las figuras se sitúan alineadas sobre una base; ¿por qué creéis que el artista habrá decidido ponerlas ahí encima? Si os fijáis, veréis que las dos mujeres más bajas están en ambos extremos y las más altas están en el centro, ¿a qué se puede deber esta distribución? ¿Por qué estarán colocadas en fila y no de forma grupal, por ejemplo formando un círculo?