retrato

Retrato

La pintura posee una fuerza divina que no sólo hace presente al hombre ausente, como se dice de la amistad, sino que representa ante los vivos a los que llevan siglos de haber muerto, dotando de placer a los espectadores y atrayendo la admiración hacia el artista. [...] Ciertamente, a través de la pintura los rostros de los ya fallecidos guardan algo de vida por mucho tiempo.8

El arte del retrato floreció en las provincias septentrionales durante el siglo XVII. La Reforma, el humanismo, la independencia de España y las oportunidades para el comercio transformaron la sociedad en una ciudadanía urbana, letrada y que creía en la capacidad del individuo para controlar su destino a través del deseo de superación. Consideraban el retrato como un símbolo del prestigio ganado y como un importante registro, para la posteridad, de la vida, los logros y el lugar que ocupaba en la sociedad (de cada persona)9. Los retratos se sumaron al activo mercado del arte; se encargaban en grandes cantidades y eran muy costosos, aunque en aquel momento los comerciantes holandeses podían permitírselo.

Por ello, no es sorprendente que dos de los grandes pintores de la Edad de Oro sean conocidos por sus retratos: Rembrandt Harmensz van Rijn (1606-1669) y Frans Hals (1580-1666). A los dos les preocupaba representar los sentimientos de los individuos en sus retratos10 y se les pagaba por reproducir su imagen. Lograron esos dos objetivos, cada uno a su modo. En lugar de utilizar métodos codificados para pintar las expresiones faciales o los detalles de la vestimenta, desarrollaron sus propias técnicas basadas en la observación prolongada de las personas en el estudio del arte holandés y extranjero anterior a ellos. Rembrandt destacó por su habilidad para emplear la luz como un elemento compositivo y expresivo; Hals, por su viva pincelada.

En los retratos, la vestimenta, la postura, los objetos y el escenario servían para dar a conocer la posición del retratado en la sociedad. El fondo era a veces vacío y neutro, para destacar la ropa y la expresión; en otras ocasiones se realzaba al sujeto describiendo los objetos y capturado la atmósfera de su vida cotidiana o de su trabajo. Este último tipo, conocido como retrato de entorno, era la especialidad de algunos pintores holandeses, como Rembrandt. Los retratos individuales no siempre representaban a la nueva clase media, algunos los protagonizaban gente humilde o desfavorecida, otros mostraban a la familia del artista o al propio artista. Rembrandt, en particular, es conocido por sus autorretratos, que narraron, a lo largo de su vida, su estado emocional y sus circunstancias.11

El retrato tenía un estilo variable y reflejaba las buenas prácticas de acuerdo a su tiempo. En la década de 1630, a medida que los holandeses llevaban prendas más oscuras, la pintura perdió viveza en sus colores y se volvió más contenida. Retrato de un hombre y Retrato de una mujer (dos obras de Hals, de 1638) son ejemplo de un subgénero, el retrato de matrimonios. Aunque algunas de esas obras muestran a la pareja en una única composición —a menudo con un paisaje de fondo pintado por otro artista— otras representan a cada consorte en lienzos distintos, pero de tal manera que, cuando se cuelgan juntos, se miran el uno al otro. Los retratados de estas obras de Hals son un ciudadano adinerado y su esposa.

Sus poses y vestimentas expresan su estatus y personalidades sin recurrir a los accesorios y al escenario del retrato de entorno. Se desconocen sus identidades, pero según creía Johann Friedrich Städel, el coleccionista de Frankfurt que adquirió las pinturas, se trata del pintor Peter Paul Rubens (1577-1640) y su primera esposa, Isabella Brant.12

Notas:
8 Alberti, Leon Battista. De la pintura (1435), UN AM, México, 1996, pág. 99.
9 Rose, Barbara. The Golden Age of Dutch Painting, Praeger, Nueva York, 1969, pág. 105.
10 Kahr, Madlyn Millner. Dutch Painting in the Seventeenth Century, segunda edición, IconEditions, Nueva York, 1993, pág. 97.
11 Ibid., pág. 115.
12 Vínculo Städel Museum: www.staedelmuseum.de/sm/index.php?StoryID=1&websiteLang=en

Preguntas

  • Pregunte a sus alumnos: ¿cómo vestirían para un retrato formal de su familia? ¿Por qué? ¿Qué podría comunicar la ropa sobre la época? ¿Cómo posarían, con qué expresión, para reflejar algo sobre su personalidad?
  • Observen con atención los dos retratos; comenten qué perciben. Describan con minuciosidad las vestiduras. ¿En qué difieren de las suyas?
  • La mujer viste una gola al cuello, un adorno popular de los siglos XVI y XVII. ¿Qué diferencias pueden adivinar sobre la vida de la mujer en aquel entonces comparándola con la de hoy en día?
  • El retrato varía con la moda y la moda, a menudo, se modifica de acuerdo a los cambios culturales. Comparen la vestimenta de estos retratos con la de otro retrato de Hals, creado 15 años antes, Caballero sonriente (1624). Pregunte a la clase qué transmiten esas personas y su modo de vestir sobre el período en que vivieron. Anímeles a que reflexionen sobre los materiales, los colores y los accesorios.
  • Describan las poses y las expresiones de los retratados. Hals era famoso por su habilidad para capturar la individualidad de sus modelos. ¿Cómo lo hizo en estas obras? ¿Qué personalidad creen que tenían?
  • Estas personas decidieron no retratarse con los objetos y el escenario que darían a conocer sus vidas y su profesión. Si pudieran ver el fondo, ¿qué creen los alumnos que verían? ¿Qué fondo elegirían para sus retratos?