CUERPOS EXPUESTOS
“Yo creo que el arte es una obsesión de vida y, después de todo, dado que somos seres humanos, nuestra mayor obsesión somos nosotros mismos”
Francis Bacon*
El primer desnudo de Francis Bacon que ha sobrevivido data de 1949. El lienzo muestra a un hombre de espaldas, que deja tras de sí unas veladuras que pudieran ser cortinas. En su cuerpo resalta la espina dorsal, semejante al costillar de un animal, que recuerda a la espalda de la figura que aparece en Tras el baño, mujer secándose (ca. 1890─95), obra de Degas muy admirada por Bacon.
Cuatro años más tarde, el artista pintó por primera vez una pareja de hombres desnudos, imagen que, en una Inglaterra que aún penaba la homosexualidad, no podía mostrarse en público. En los desnudos de Bacon, especialmente en los realizados después de Tres estudios para una crucifixión (1962) —obra que supuso un punto de inflexión en su carrera—, predominan los personajes aislados, en posturas cotidianas, que el pintor transforma hasta que parecen casi inverosímiles, retorciendo sus cuerpos de una forma casi animal, como si se tratara de una escultura carnal de bulto redondo que revelara todos sus ángulos de una sola mirada, intentado reinventar el retrato. En algunos casos, el sexo de sus desnudos es ambiguo; en otros, resulta muy evidente.
Bacon admiraba la obra de Rodin, de cuyas esculturas poseía imágenes, y realizaba anotaciones de sus figuras. El bronce preparatorio que aquí se muestra fue realizado por Rodin en homenaje a James Abbott McNeill Whistler. Las obras de Whistler y de John Singer Sargent de esta sala reflejan la influencia del arte español en la pintura británica, un legado que en ocasiones recibió Bacon a través del tamiz de los grandes maestros de la Inglaterra eduardiana.
Estos lienzos de Bacon están basados en las fotografías de Eadweard Muybridge y también, en algunos casos, en las que John Deakin realizó por encargo del pintor, en las que representa a sus amigos más cercanos. En estos desnudos, caracterizados por su gran intensidad, Bacon suele representar a la figura protagonista de manera aislada. Casi nunca trabajaba en presencia del retratado, sino a partir de las fotografías que encomendaba a Deakin, a quien daba indicaciones muy precisas sobre las poses de los personajes que reflejaban las de algunas obras de la historia del arte o de las imágenes de Muybridge.
* David Sylvester, The Brutality of Fact: Interviews with Francis Bacon 1962-1979, Interview 2- 56:57