Sala 206
El icónico vocabulario plástico de Barbara Kruger tiene su origen en su temprana carrera como diseñadora de revistas a finales de la década de 1960, que le permitió dominar el poder de la composición y la persuasión visual. Empleando fuentes tipográficas de palo seco —como Futura y Helvetica— en negrita, Kruger comenzó a crear collages de texto e imágenes en blanco y negro que conjugaban la precisión gráfica con la fuerza conceptual. Estas composiciones serán el punto de partida de sus posteriores instalaciones de gran escala. Desde sus inicios, Kruger ha empleado el lenguaje no solo como mensaje, sino como material: gráfico, apremiante e inseparable de la imagen.