Soy un león, soy un árbol

El objetivo de este proyecto era aprender a expresar y gestionar los sentimientos mejorando el bienestar emocional. Otros conceptos que surgieron en su desarrollo fue la conciencia espacial y la sostenibilidad.

Los participantes distinguieron diferentes animales y sus cualidades: amigables, salvajes, tranquilos, rápidos, venenosos… y reflexionaron individualmente sobre si esas características coincidían, en algún momento, con sus propias actitudes personales. Así, jugaron a identificarse con dichos animales, asignando nombres y adjetivos a las emociones y los comportamientos. Escribieron los adjetivos recortando letras de colores y crearon máscaras de cada animal, que se colocaron según su estado de ánimo: si me siento alegre, me vestiré de vaca y si me siento agresiva, de gato. Con las máscaras teatralizaron emociones y comportamientos.

Catorce esferas de diferentes colores componen una propuesta artística que integra nociones de arte y de emociones. Ello supuso acordar unos códigos de color atribuyendo diferentes colores a distintos sentimientos y colorear con ellos esferas de papel maché para crear un catálogo de emociones esféricas. Durante las sesiones, al principio de cada clase, elegían las esferas que mostraban cómo se sentían y se las colocaban frente a la cara, mostrando así, a través del color, los sentimientos del día y pensando si su estado de ánimo podía cambiar al expresarlo y compartirlo.

Por último, organizaron una acción en la que los escolares se vistieron con la corteza de los árboles, convirtiéndose en un bosque. Para ello, pintaron texturas similares a la corteza de los árboles en cartones de gran tamaño y se enrollaron en ellos, convirtiéndose en troncos humanos. También realizaron una acción moviéndose por el espacio, formando un bosque de árboles dinámico. A través de este proyecto, ampliaron su conciencia corporal y espacial, comprendiendo mejor el cuerpo en relación con los demás y con el entorno.