El molino de Kalf en Knokke o Molino en Flandes, 1894
Théo van Rysselberghe
El molino de Kalf en Knokke o Molino en Flandes (Le Moulin du Kalf à Knokke o Moulin en Flandre), 1894
Óleo sobre lienzo
80 x 70 cm
Colección particular
“Un poderoso y variado juego de colores complementarios activa todo el lienzo. Se percibe una impresión de alegría, una canción de colores”. [1]
En 1886, en un viaje que hizo a París para ver el trabajo de los nuevos artistas, Théo van Rysselberghe (Bélgica, 1862–1926) quedó impresionado con el cuadro de Georges Seurat Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte (Un dimanche après- midi sur l’île de la Grande Jatte, 1884–86), que contempló en la Sociedad de Artistas Independientes. Le fascinaron tanto el uso del color como la técnica que Seurat aplicó a la pintura. La obra llevó a Van Rysselberghe a adoptar el estilo de Seurat, la división del color o puntillismo [2], una técnica que fue característica del movimiento conocido como Neoimpresionismo [3].
El París de fin de siglo fue escenario de una gran agitación política y de intensas transformaciones culturales. Germinaron allí nuevas tendencias artísticas relacionadas entre sí —en algunos casos, inspiradas por teorías científicas—, y nacieron también filosofías y actividades revolucionarias de los incipientes grupos de izquierdas, ante las que se desencadenó, como reacción, una ola conservadurista. Apareció una nueva generación de artistas, que recibieron el nombre de neoimpresionistas. A primera vista, estos creadores trataron los mismos temas que sus antecesores impresionistas: paisajes, vistas de ciudades urbanas modernas, actividades recreativas, etc.; pero se definieron por el empleo de nuevas técnicas muy distintas. [4]
Estos pintores revolucionarios utilizaron los conocimientos científicos de la época sobre el color y la percepción humana para crear efectos ópticos en lienzos puntillistas, y estructuraron los colores complementarios con formas suaves para lograr una composición unitaria. Muchas veces, las escenas utópicas de los neoimpresionistas se caracterizaron no solo por su técnica, sino también por su contenido ideológico; no obstante, aun en los casos en que no pintaban con un objetivo abiertamente politizado, las vibrantes interpretaciones de la ciudad, las afueras y el campo de los neoimpresionistas seguían transmitiendo un sentido de idílica armonía. [5]
Van Rysselberghe adoptó con rapidez este nuevo enfoque, pero personalizándolo. Sus obras partían de una concepción más realista, sin dejar por ello de aprovechar las innovaciones técnicas de Seurat. No llegó a abandonar la representación tridimensional, la perspectiva, a diferencia de Seurat, cuyas obras incluían formas planas y espacios bidimensionales. [6]
Emulando el método de Seurat, Van Rysselberghe aplicaba al plano pictórico puntitos de colores, con frecuencia complementarios, que, al estar tan próximos entre sí, el ojo del observador percibía como tonos homogéneos. Además, en lugar de mezclar los pigmentos sobre el lienzo, como se había hecho hasta entonces, Van Rysselberghe espaciaba las pinceladas de color, creando una imagen más brillante y vívida. [7]
Cuando Van Rysselberghe visitó París con el poeta Emile Verhaeren en 1886, conoció a Seurat, a Paul Signac y a algunos de sus discípulos. [8] Signac y Van Rysselberghe entablaron amistad; viajaron y pintaron juntos a principios de la década de 1890, y produjeron una serie de luminosos paisajes neoimpresionistas, con superficies compuestas de pinceladas fuertemente entretejidas.[9] La escena flamenca El molino de Kalf en Knokke o Molino en Flandes (Le Moulin du Kalf à Knokke o Moulin en Flandre, 1894) pertenece al momento cumbre de la etapa neoimpresionista de Van Rysselberghe. Con sus características pinceladas quebradas, de colores puros, representa un majestuoso molino de la campiña belga. En este cuadro logró captar la excepcional luz de las distintas zonas de la escena, visible en las diversas sombras de hierba y en la riqueza cromática de la madera.
Tras la muerte de Seurat, Van Rysselberghe acabó rechazando la división estricta del color en sus retratos y paisajes; empezó a utilizar pinceladas más amplias, cultivando un lenguaje pictórico más realista. En 1903 ya había atenuado su técnica neoimpresionista, que después de 1910 abandonó de forma definitiva.
Preguntas
Mira el cuadro detenidamente. Describe y analiza pormenorizadamente sus detalles. ¿Dónde crees que está este paisaje?
Imagínate que pudieras entrar en el cuadro. ¿Dónde irías? ¿Qué se siente? ¿Qué sonidos y olores te llegarían? ¿En qué momento del día estamos? ¿Cuál es la estación del año? ¿Por qué te gustaría estar ahí? ¿Dónde crees que se encontraba Théo van Rysselberghe cuando pintó este lienzo?
¿Has estado alguna vez en un sitio parecido? ¿Qué hacías allí? ¿En qué se diferencia esta pintura de otros paisajes que has visto? Para aprender a pintar esta obra, Van Rysselberghe viajó por toda Europa con su amigo Paul Signac. Les gustaba trabajar al aire libre, pintando primero directamente de la naturaleza y luego trabajando la obra en el estudio. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del trabajo interior (en un estudio) y exterior (al aire libre)? ¿Qué preferirías como artista, y por qué?
Ahora, vuelve a observar la pintura. ¿Cómo crees que pintó Van Rysselberghe El molino de Kalf en Knokke? ¿Qué técnica específica utilizó? ¿Cómo describirías las pinceladas? Si pudieras mirar la superficie con lupa, ¿qué verías?