ESCRITOS INFLUYENTES
ESCRITOS INFLUYENTES

En el marco del proyecto Didaktika, el Museo diseña actividades y espacios educativos que sirven como complemento a las exposiciones y aportan herramientas y recursos, tanto en las salas de exposición como online, para contribuir a una mejor comprensión de los artistas y su obra por parte del público.

En esta sección didáctica dedicada a Vasily Kandinsky cobran protagonismo personas, lugares y acontecimientos que influyeron en su vida y práctica artística. Desde sus años de formación en Rusia hasta los fructíferos períodos que pasó en Alemania y Francia, Kandinsky mostró su inquietud intelectual y su orientación hacia la vanguardia. Aquí proponemos al público que descubra sus dibujos experimentales, su investigación en torno a la relación entre colores y sonidos, sus enseñanzas y escritos teóricos, así como un glosario de términos clave. Estos puntos de inflexión, en su conjunto, contribuyeron a que Kandinsky desempeñara un papel pionero en el desarrollo del arte abstracto o no figurativo en Europa a comienzos del siglo XX.

ESCRITOS INFLUYENTES

Kandinsky poseía una mente inquisitiva y teórica, y, además de pintar, fue autor de numerosos ensayos que indagaban acerca de cómo los diferentes colores y formas se correspondían con distintos estados de ánimo. De lo espiritual en el arte (1912) fue su publicación más importante sobre el tema, seguida de Punto y línea sobre el plano. Contribución al análisis de los elementos pictóricos (1926). En el primero de estos trabajos, Kandinsky examina la capacidad del color para expresar las preocupaciones psicológicas y espirituales más íntimas; en el segundo, explora el efecto interno de las fuerzas sobre las líneas y los puntos en la construcción de una pintura.

En 1913, Kandinsky publica Sonidos, un libro integrado por 56 xilografías, poemas en prosa y tipografía. Se trataba, según sus propias palabras, de un “álbum musical”. Estos y otros escritos muestran la capacidad de Kandinsky para hallar nuevas formas de expresión, y el constante estado de descubrimiento en el que vivía inmerso.

CONEXIONES ENTRE EL SONIDO Y LA PINTURA

A comienzos del siglo XX se produjo un profundo cambio en el ámbito de la música. El compositor austríaco Arnold Schönberg fue una de las figuras más destacadas en la investigación de nuevas formas de crear música alejadas de las normas tradicionales. Autor del sistema dodecafónico, publicó en 1911 su revolucionario Tratado de armonía, en el que proponía la atonalidad como futuro de la composición musical.

Schönberg y Kandinsky se conocieron durante la última etapa del pintor en Múnich, se hicieron amigos de por vida e intercambiaron una extensa correspondencia; ambos compartían el interés por la experimentación, así como su búsqueda de nuevos modos de expresión. La práctica de Kandinsky estaba profundamente influida por su estudio y experiencia de la música. El artista creía que la pintura debía aspirar a ser tan abstracta como la música y a provocar una respuesta emocional en el observador sin necesidad de representar un tema reconocible.

¿Ha oído hablar de la sinestesia? En lo que respecta al sentido del oído y la vista, la sinestesia permite a algunas personas apreciar colores mientras escuchan música, o a la inversa: percibir sonidos al contemplar colores. A Kandinsky le interesaba mucho este fenómeno e incluso desarrolló una tabla sinestésica estableciendo correspondencias entre los colores y los instrumentos de una orquesta.

COLABORACIONES CON EL TEATRO

Los intereses de Kandinsky se amplían con el tiempo y alcanzan el ámbito del teatro. Para este género, entre 1909 y 1914 creó cuatro “piezas de tono color”, basadas conceptualmente en la respuesta psicológica y fisiológica al color, y que nunca llegaron a representarse en vida del artista: El sonido amarillo, El sonido verde, Blanco y negro y Violeta.

Kandinsky también diseñó bocetos a la acuarela para la escenografía de una versión teatral de la composición para piano Cuadros de una exposición (1874), del músico ruso Modest Mussorgsky. El espectáculo se presentó en 1928 en el Teatro Friedrich de Dessau y en 2012 fue recreado como parte de una performance multimedia basada en Mussorgsky en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York.